El
gráfico de la izquierda representa la relación entre el consumo de energía
mundial y el PIB mundial desde el año 1980 hasta el año 2010. Se puede apreciar
que antes del año 2000, el crecimiento del PIB era más rápido que el
crecimiento del consumo energético. Sin embargo, a partir del año 2000 el
consumo energético y el crecimiento del PIB se igualan. Si la sociedad ha
intentado desacoplar estas dos magnitudes de tal manera que se pueda producir
más con un menor consumo energético, ¿por qué sucede esto? La respuesta parece
encontrarse en lo que los científicos denominan la TRE o tasa de retorno
energético que mide la cantidad de energía que obtiene la sociedad respecto a
la energía necesaria para obtenerla. Dicho de otra manera, la extracción de energía
para consumo humano es cada vez más cara y necesita de una mayor utilización de
energía, que por lo tanto, no se utiliza para producción.
Ahora vemos el mismo gráfico
pero para el caso concreto de España. Como se puede apreciar la relación entre
consumo energético y PIB es muy estrecha. Esto nos muestra que España tiene una
dependencia de la energía sin la cual le es imposible obtener crecimiento
económico. La tasa de dependencia energética de España es de las más altas de
la Unión Europea alrededor del 60,00 %, casualmente lo mismo ocurre con el
resto de países periféricos, por lo que nuestra economía es muy vulnerable ante
los cambios que se puedan producir en cuanto a producción o precio.
Si definimos el capitalismo
como el modelo económico que necesita de crecimientos exponenciales y que estos
están vinculados a un consumo energético también creciente, lo primero que
podemos deducir, que en el caso de España, según el cuadro anterior, cualquier
acuerdo que vincule a los países a un menor producción de CO2 producirá menores
crecimientos económicos y por lo tanto, una imposibilidad de salir de la crisis
en los términos que conocemos hoy en día.
Que el precio del petróleo,
principal fuente energética mundial, pueda pasar de manera brusca de máximos a
mínimos es uno de los signo inequívocos de que la economía mundial no pasa por
su mejor momento. Cuando el precio aumenta hasta alcanzar cuotas que la
sociedad no se puede permitir como por ejemplo el año 2011, se produce una
reducción del consumo (bienes y servicios), es decir reducción de la demanda,
menor consumo de energía, el caso más significativo es la fábrica del mundo,
China, sobreproducción energética y bajada del precio hasta llegar a un mínimo
que pueda bajar los costes de producción, bajada del precio de los bienes hasta
volver al aumento del consumo (bienes y servicios) y por lo tanto mayor emisión
de CO2. Es decir entramos en un círculo vicioso que terminará cuando el planeta
no pueda absorber más CO2 y ese momento ha llegado. La producción de petróleo
que cada vez es menor y su coste cada vez más elevado, provocará que cada vez
que empieza el ciclo alcista del precio se producirá una expulsión de personas
del mercado laboral que en los ciclos bajistas no se podrán absorber en su
totalidad, habiendo por tanto cada vez más trabajadores sin posibilidad de
encontrar empleo.
Noticias como el caso
Volkswagen no son casualidad, los motores diésel que se sabían más
contaminantes que los motores gasolina, pero que a raíz del escándalo hemos
descubierto que son todavía más contaminantes de lo que presumíamos, preparan a
la opinión pública para una menor utilización de este tipo de motores tanto por
su implicación medio ambiental como por el hecho, esto menos público, que para
la producción de diésel es necesario petróleo convencional y no vale los
petróleos sucedáneos como el fracking. La
campaña de la DGT para desplazamientos en bici dentro de las ciudades también nos prepara para un menor consumo de petroleo, el
tema de las carnes rojas lanzado por la Organización Mundial de la Salud, su
comercio implica consumo energético en producción, transporte, envasado, etc…
recorriendo miles de kilómetros hasta el punto de venta, sustituyendo su consumo por este otro, la aprobación de la directiva
europea en la regulación de los insectos dentro de la normativa alimentaria,
las guerras sucedidas en países como Egipto, Siria, Libia o Túnez, países
productores de petróleo, que ante la bajada del precio no pueden mantener la
importación de alimentos con la consecuencia de las conocidas revueltas en su población. Situación
que podría producirse en Argelia, principal suministrador de gas de España. Son noticias publicadas sin una aparente relación entre ellas y dispersas en el tiempo pero que tienen un elemento común en el problema de la energía.
La esperada tecnología que
sustituya el petróleo como principal fuente energética ni llega ni se le espera,
por lo que las medidas ya se empiezan a tomar, aunque en España es tema tabú,
con las implicaciones que puede tener sobre todo en materia de pensiones. El
crecimiento temporal de la economía española nada tiene que ver con las medidas
adoptadas por el gobierno, son los agentes exteriores, como el precio del
petróleo, la compra masiva de deuda por parte del BCE, la bajada de los tipos
de interés o depreciación del euro, los que está fomentando este crecimiento. Si
se produce un mínimo problema en los mercados internacionales que haga que
alguno de los agentes se comporte de manera antagónica volverá a llevar a
España a una recesión. Y esto puede producirse más pronto de lo que pensamos, el
comercio mundial da signos de estancamiento, la banca se prepara para
ajustarse al nivel de la economía actual, en España después del 20-D, se
prepara una mega fusión de bancos, con el despido de 35.000 personas y el
cierre de una millar de oficinas, quedando tan sólo tres bancos, se presume que
quedará así Santander-Popular, BBVA-Bankia y Caixabank-Sabadell, produciéndose primero
la absorción de las entidades más pequeñas. Todo ello dentro de un plan europeo
para reducir el número de bancos de la eurozona. Deutchebank prepara 15.000
despidos y la salida de diez países o como Citigroup más a nivel internacional,
se prepara para 50.000 despidos, son ejemplos del cambio que se avecina.
Que los líderes mundiales sean
capaces de gestionar el cambio de paradigma, transmitirlo a la población sin
crear una histeria y de forma gradual, adecuando nuestro nivel de vida a las
posibilidades energéticas será indispensable para evitar un mayor sufrimiento.
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